Diez
promesas
(Jr
30-31; 33; Ez 36,16-38)
8 1El
Señor de los ejércitos envió este mensaje:
2Así dice
el Señor de los ejércitos:
Siento
celos de Sión, celos terribles, siento de ella unos celos que me arrebatan.
3Así dice
el Señor de los ejércitos:
Volveré
a Sión, habitaré en medio de Jerusalén; Jerusalén se llamará Villafiel, el monte
del Señor de los ejércitos, Montesanto.
4Así
dice el Señor de los ejércitos:
Otra vez
se sentarán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, y habrá hombres tan
ancianos, que se apoyen en cachavas; 5las calles de la ciudad se llenarán de
chiquillos y chiquillas que jugarán en la calle.
6Así
dice el Señor de los ejércitos:
Si entonces
el resto de este pueblo juzga algo imposible, ¿tendré que juzgarlo yo también
imposible?
7 Así dice
el Señor de los ejércitos:
Yo salvaré
a mi pueblo y lo traeré de los países de levante y poniente, para que habite en
Jerusalén. 8Ellos serán mi pueblo, yo seré su Dios auténtico y legítimo.
9 Así dice
el Señor de los ejércitos:
Cobrad ánimos
los que entonces escuchasteis estas palabras, pronunciadas por los profetas, el
día en que se echaron los cimientos para la construcción del templo del Señor de
los ejércitos.
10Antes
no se asalariaban hombres ni animales, no
había seguridad de movimientos, debido a las rivalidades.
Yo
enfrentaba unos contra otros.
11 Ahora
no trataré al resto del pueblo como en tiempos pasados -oráculo del Señor de los
ejércitos-.
12Sembrarán
tranquilos, la cepa dará su fruto, la tierra dará su cosecha, el cielo dará su
rocío;
todo se
lo lego al resto de este pueblo.
13Como fuisteis maldecidos por los paganos, Judá e Israel, así os salvaré y seréis bendecidos.
13Como fuisteis maldecidos por los paganos, Judá e Israel, así os salvaré y seréis bendecidos.
No temáis,
cobrad ánimos.
14Así dice el Señor de los ejércitos:
14Así dice el Señor de los ejércitos:
Como
planeaba desgracias contra vosotros, cuando me irritaban vuestros padres, y no me
arrepentía -dice el Señor de los ejércitos-, 15así cambiaré entonces mis planes
para
hacer bien a Jerusalén y a Judá.
No temáis.
No temáis.
16Esto
es lo que tenéis que hacer:
Decir la
verdad al prójimo, juzgar con integridad en los tribunales, 17no tramar males unos
contra otros, no aficionaros al perjurio. Que yo detesto todo eso -oráculo del
Señor-.
18EI Señor de los ejércitos me dirigió la palabra:
18EI Señor de los ejércitos me dirigió la palabra:
19Así dice
el Señor de los ejércitos:
El ayuno
de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo se cambiará para Judá en gozo y alegría
y festividad. Amad la sinceridad y la concordia.
20Así dice
el Señor de los ejércitos:
Todavía
vendrán pueblos y vecinos de ciudades populosas; 21los de una ciudad irán a los
de otra y les dirán: «Vamos a aplacar al Señor.
-Yo voy
contigo a visitar al Señor de los ejércitos».
22Así vendrán
pueblos numerosos y naciones poderosas a visitar al Señor de los ejércitos en Jerusalén
y a aplacar al Señor.
23Así
dice el Señor de los ejércitos:
En aquellos
días diez hombres de cada lengua extranjera agarrarán a un judío por la orla del
manto y le dirán: «Vamos con vosotros, pues hemos oído que Dios está con
vosotros».
8,1-23
Por la forma, leemos una serie de diez promesas con sus introducciones. Por el contenido,
se reúnen en tres ternas con un inciso. Primera, segunda y tercera: Todo comienza
en un arrebato de celos y pasión del Señor por Sión: fija en ella su
residencia, atrae y protege a una población de todas las edades. Cuarta: como
respondiendo a una objeción posible o implícita, el Señor apela a su poder para
realizar lo que el hombre juzga imposible (cfr. Jr 31 e Is 49). Quinta, sexta y
séptima: se organizan en un sistema de liberación, retorno y alianza. La
antigua contenía bendiciones y maldiciones: por culpa del pueblo se han
cumplido las maldiciones, por designio de Dios se cumplirán las bendiciones.
Octava, nona y décima hablan de la celebración: culto festivo, romerías solemnes,
concurrencia de paganos.
Varios
datos son repetición no imaginativa de temas de las visiones:
8,2; 1,15 celos del Señor
8,3; 2,14 que viene a habitar en Sión
8,7; 2,10 dispersión y retorno
8,10s; 1,17; 3,10.12 paz ciudadana
8,14;1,12.15 ira de Dios
8,16; 5,4; 7,10 justicia social
8,19; 7,3 ayuno
8,21; 7,2 aplacar al Señor
8,22s; 2,15 llegada de otros pueblos
El
cambio de suerte está muy marcado, aunque sin la fórmula clásica. Los oráculos han
sido trabajados con autonomía; su composición presenta la calidad de lo
compacto y cerrado. Dominan factores de ritmo, sonoridad y antítesis.
8,1 La
introducción sin destinatario es anómala.
8,2
Impone la tonalidad a cuanto sigue. El amor es matrimonial.
8,3 La
vuelta del Señor prolonga un tema de Jeremías, Ezequiel e Isaías 11. "Villafiel"
es título tomado de Is 1,26, y significa fidelidad matrimonial, respuesta al
amor del Señor.
8,4-5
Escena apacible y sugestiva: las edades extremas conviven pacíficamente en Jerusalén:
el anciano con su cachava y los niños jugando. Compárese con Jr 31,13 y léase
sobre el fondo de contraste de Lam 2,10.21.
8,6
Engloba y sustenta cualquier promesa, también las maravillosas de Is 40-55, que
aún no se han cumplido. Lo que excede al hombre no excede a Dios: Jr 32,17.27; Sal
118,23.
8,7-8
¿Segundo o tercer éxodo? -No menciona a Babilonia ni al país del norte, los dispersos
se encuentran en oriente y occidente (Is 60,1-9). La fórmula clásica de la alianza
se refuerza con una expresión adverbial que puede afectar a uno o a los dos miembros,
y que admite varias interpretaciones. Seré su Dios auténtico y legítimo y como tal
me reconocerán; seré leal cumplidor de mis compromisos y ellos de los suyos; nuestras
relaciones serán leales y estables. El antónimo del hebreo "justicia"
es "maldad", que fue transportada a Babilonia (5,5-11);
auténtico o verdadero se opone a "falsedad", palabra que designa el perjurio (5,1-4).
auténtico o verdadero se opone a "falsedad", palabra que designa el perjurio (5,1-4).
8,9-13
Desarrolla con amplitud y por oposiciones de antes y ahora las bendiciones de la
alianza. ¿Cuál es la línea divisoria temporal? -Lógicamente, cuando habla el
profeta; por lo cual muchos consideran glosa, tomada de Ag 2,18, la referencia
a los cimientos (9). A partir del oráculo comienza una era de paz y bienestar.
Primera
oposición. La principal desgracia ciudadana no era la ocupación externa, sino las
rivalidades internas: Sal 54; Ez 22; Is 9,18-21; Jr 9,3s. Ahora se siembra en
paz, o hay una siembra de paz. Cielo y tierra, como en abrazo conyugal, se
vuelven fecundos: Sal 85,13; Os 2,24-26; Lv 26,4.20. El vino simboliza la
alegría: Is 24,9 y Jr 31,5. Segunda oposición: se renueva una promesa patriarcal
(Gn 12; 17 etc.). En la extrema desgracia los judíos fueron objeto de desprecio
y maldición (Jr 24,9; 25,18; 26,6 etc.); por la salvación recobran su categoría
de pueblo bendito. Quizá sea glosa la referencia a los dos reinos hermanos.
8,14-17
Corte formal y tercera oposición: el cambio de Dios es de signo opuesto al amenazado
en Dt 28,63; Jos 24,20. Correlativamente el pueblo ha de cambiar cumpliendo las
exigencias de la alianza.
8,18-19
Respuesta a la consulta de 7,1-3, cambio de tema y cuarta oposición. Se completa
un proceso en tres pasos: ayuno litúrgico, reforma ética, liturgia festiva. Restablecida
la justicia, encuentra su puesto el sacrificio; como en el Sal 51.
8,20-22
Versión menos poética de Is 2,2-5 con algunos calcos verbales. Jerusalén se convierte
en centro de una romería internacional. Los paganos acuden para aplacar al Señor
por sus delitos, quizá por haber maltratado a los judíos.
8,23
Los judíos ofician de mediadores, atrayendo y guiando a otros pueblos hacia el Señor
(Is 19,23-25). La frase final hace eco al nombre de Emanuel. Todas las lenguas
del mundo están representadas, invirtiendo la dispersión de Babel, prefigurando
Pentecostés. En esta tonalidad exaltada termina la profecía de Zacarías. Sigue
la obra de otro autor, amparado a su nombre.
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