domingo, 5 de enero de 2014

CAPÍTULO 12. ZACARÍAS.



12 1Oráculo. Palabra del Señor para Israel.
Oráculo del Señor que desplegó el cielo, cimentó la tierra y formó el espíritu del hombre Dentro de él.
2Mirad: voy a hacer de Jerusalén una copa embriagadora para todos los pueblos vecinos;
también Judá estará en el asedio de Jerusalén.
3Aquel día haré de Jerusalén una piedra caballera para todos los pueblos: cuando se alíen contra ella todas las naciones del mundo, el que intente levantarla se herirá con ella.
4Aquel día -oráculo del Señor-
haré que se espanten los caballos
y se asusten los jinetes;
pondré mis ojos en Judá
y cegaré los caballos de los paganos.
5Las tribus de Judá se dirán:
Los vecinos de Jerusalén cobran fuerzas
gracias al Señor de los ejércitos, su Dios.
6Aquel día haré de las tribus de Judá
un incendio en la espesura,
una tea en las gavillas,
se cebarán a derecha e izquierda
en todos los pueblos vecinos.
Mientras Jerusalén
seguirá habitada en su sitio.
7EI Señor salvará las tiendas de Judá como antaño:
así ni la dinastía davídica
ni los vecinos de Jerusalén
mirarán con orgullo a Judá.
8Aquel día escuchará el Señor
a los vecinos de Jerusalén:
El más flojo será un David,
el sucesor de David será un dios,
un ángel del Señor al frente de ellos.
9Aquel día me dispondré a aniquilar
a todas las naciones
que invadan Jerusalén.
10Sobre la dinastía davídica
y los vecinos de Jerusalén
derramaré un espíritu
de compunción y de pedir perdón.
Al mirarme traspasado por ellos mismos,
harán duelo como por un hijo único,
llorarán como se llora a un primogénito.
11 Aquel día el luto de Jerusalén, será tan grande
como el de Hadad Rimón,
en el valle de Meguido.
12Hará duelo el país, familia por familia:
La familia de David aparte, y sus mujeres aparte;
la familia de Natán aparte, y sus mujeres aparte;
13la familia de Leví aparte, y sus mujeres aparte;
la familia de Semeí aparte, y sus mujeres aparte;
14todas las familias supervivientes una a una parte,
y sus mujeres aparte.

12-14 Lo que sigue hasta el final, tres capítulos menos tres versos, lleva un nuevo título y se presenta como una serie de oráculos breves, introducidos por la fórmula "aquel día" o una equivalente. En el último miembro la fórmula suena al final, mostrando la intención de clausurar la serie. En la cuenta nos salen diecisiete fórmulas. Se pregunta: ¿forman una serie heterogénea o forman una unidad? No preguntamos por la génesis, sino por el resultado. 

a) Primera hipótesis. Los oráculos son autónomos y se han de entender cada uno por su lado. Estos capítulos son un recipiente donde autores posteriores han ido depositando sus aportaciones. Al intérprete toca distinguir y asignar. 

b) Segunda hipótesis. La repetición anafórica produce una impresión unitaria. Esto supuesto el intérprete pregunta si el conjunto compone una figura conocida, identificable o reductible a un esquema genérico común.
Entonces se ofrecen textos como Is 24-27; 65-66; JI 3-4; Ez 37-38; textos que pertenecen a un género que solemos llamar "escatologías proféticas". 

c) Esquema ideal de escatología protética. Límites geográficos universales: una coalición de naciones contra el pueblo santo o la ciudad santa; pueblo y ciudad son purificados por eliminación o conversión; los agresores son derrotados en batalla o condenados en juicio. El cosmos suele acompañar los hechos, revelando la venida del Señor (teofanía) o prestándole sus armas. El nuevo reino tiene su capital en Jerusalén, Dios mismo es su rey; aunque puede haber sitio para mediadores. Las naciones, reducidas a cierto número de supervivientes, pueden incorporarse al nuevo reino, rindiendo homenaje, en peregrinación litúrgica. En el nuevo reino dispensa Dios sus bendiciones generosamente. 

d) La versión de Zac 12-14: 

Jerusalén, centro del mundo, es asaltada por los paganos; el asalto servirá a ella de purificación, a los agresores de castigo. 
La purificación de Jerusalén incluye: muerte y destierro de muchos, eliminación de idólatras y falsos profetas, acto penitencial del pueblo.
Provocando una transformación cósmica, llega el Señor a reinar, como monarca único y universal.
Cambia el paisaje, el clima, desaparecen las tinieblas, se asegura la fertilidad.
El rey invita a los paganos supervivientes a rendir homenaje como condición para otorgarles sus bendiciones. En torno a Jerusalén todo queda consagrado.
Hay que contar con probables inserciones. P. ej. un autor hace constar la participación de Judá, su rivalidad y reconciliación con Jerusalén (adiciones en 12,2-7 y 14,13). Algunas adiciones se delatan por el enlace "también". El estilo en general es escueto y rítmico; las imágenes son breves, poco desarrolladas. 

12,1 El título es extrañamente cumulativo: Oráculo (contra paganos), palabra, oráculo. "Modelar' es imagen de alfarería (Gn 2,7s.19): es insólito aplicarla al espíritu (Sal 33,15 lo dice del corazón). 

12,2 Sin introducción. Levanta el telón y prepara la escena. La imagen de la "copa" está tomada de Jr 25,15 (o 51,7) y transformada al aplicarla a Jerusalén. La primera o parcial conquista de Jerusalén embriagará de triunfo a los asaltantes con embriaguez fatal. Se suelen llamar "pueblos vecinos" los reinos colindantes, de cuyo ataque sale Jerusalén fácilmente victoriosa, antes del ataque universal (14,1-3). La sentencia final es adición. 

12,3 Piedra superior, horizontal del molino. Tal la capital, de dimensiones gigantescas, peligrosas para el agresor. Sugiere el ataque universal. 

12,4 Tres sustantivos rimados desbaratan caballos y tropa (Dt 28,28; 2 Re 6,18-20). La referencia a Judá es adición. 

12,6 Imagen de incendio: Miq 5,7; Is 9,18s. 

12,7 Una rivalidad entre la provincia y la capital puede reflejar una situación nueva, o es reminiscencia de viejas rivalidades surgidas cuando Jerusalén ascendió a capital frente a ciudades tradicionales: Hebrón, Betel, Gabaón ... 

12,8 Sobre la valentía de David, 1 Sm 17. Como un dios o un ser sobrehumano: 2 Sm 14,17; Is9,5-7. 

12,10 Efusión de espíritu: Ez 39,29; JI 3,1 s; con otros verbos Is 42,1; Ez 37,5. El enigmático "traspasado" parece referirse a un mártir inocente y anónimo de cuya muerte es responsable el pueblo. La mención de Meguido (2 Re 23,29) hace pensar en Josías, muerto en la batalla, transfigurado por la profecía de Is 53. El hombre, al contemplar la víctima de su furia insensata, recapacita y comienza un proceso de arrepentimiento. El camino se paga caro: con la muerte de un inocente (Jn 19,37). 

12,11 Hadad Rimón es probablemente una divinidad que muere, por la que se entona un lamento ritual: véase Ez 8,14 refiriéndose a Tamuz. 

12,12-14 Parte del ritual: por grupos o turnos. No sabemos explicar la referencia a Semeí (2 Sm 16 y 19 o Nm 3,12).

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