domingo, 5 de enero de 2014

CAPÍTULO 13,1-6. ZACARÍAS.



13 1 Aquel día se alumbrará
un manantial
contra los pecados e impurezas
para la dinastía de David
y los vecinos de Jerusalén.
2Aquel día
-oráculo del Señor de los ejércitos-
extirparé del país
los nombres de los ídolos
y no serán invocados más;
también apartaré del país sus profetas
y el espíritu que los contamina.
3Si uno vuelve a profetizar, los mismos
padres que lo engendraron le dirán: No quedarás
vivo, por haber profetizado mentiras en nombre
del Señor. Sus mismos padres lo atravesarán por
meterse a profeta.
4Aquel día se avergonzarán los profetas de sus visiones y profecías y no se vestirán mantos
peludos para engañar. 5Dirán: No soy profeta, sino labrador; la tierra es mi ocupación desde la
juventud. 6Le preguntarán: ¿Y qué son esas heridas que llevas entre los brazos? Contestará: Es
que me hirieron en casa de mis amantes. 

13,1 El llanto se completa con un rito lustral (Ez 36,17). Ese manantial no se ha de confundir con el de 14,8; sustituye más bien al depósito de las abluciones, ofreciendo agua corriente. 

13,2-6 Continúa la purificación eliminando las causas de rebeldías y crímenes: los profetas de ídolos y los falsos profetas del Señor (Jr 23; Ez 13; Miq 1-2). Extirpar nombre e invocación es quitarles toda función, condenarlos a la extinción (cfr. Sal 82 y Dt 12,3). 

13,3 Incluso los padres han de colaborar en la purificación (cfr. Ex 32,27-29 y Dt 13,7-12). 

13,4-6 La escenita contiene alusiones a costumbres que desconocemos. Véanse: el traje de Elías (2 Re 1,8), incisiones rituales (Dt 14,1 y 1 Re 18,28). "Amantes": o título de falsos dioses o simplemente amigos. Quizá sea una evasiva la respuesta del profeta, citando una frase de Amós (Am 7,14). 

13,7-9 Detrás del cap. 11.

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